lunes, 20 de junio de 2011

El dilema madridista

     Esta mañana leía la noticia de que el Real Madrid estaría pensando en Thiago Alcántara como uno de sus fichajes estrella para la temporada que viene. Independientemente de que la noticia sea cierta o no, me parece interesante realizar una pequeña reflexión sobre este hecho, y también sobre otros aspectos relacionados.

     Si yo fuese un aficionado moderado (es decir, mínimamente objetivo y abierto a la discusión racional) del Real Madrid, y hubiese tenido la idea de leer Senda de campeones, del periodista Martí Perarnau, estaría bastante preocupado por el futuro deportivo de mi equipo. No voy a explicar en unas breves líneas lo que un profesional expone en todo un libro, pero puedo decir que se detalla con una concreción incontestable el sofisticado proceso de formar un equipo perfectamente automatizado y orientado a un fin. Ese equipo es el Barcelona, y el proceso abarca una línea de tiempo que se inicia en las Escuelas de Formación y concluye en el primer equipo. A lo largo de este proceso se seleccionan jugadores que van a cumplir con total exactitud las pautas de especialización diseñadas por un elenco de profesionales de contrastado valor. El final del proceso nos deja un equipo que funciona como un reloj porque cada una de sus piezas ha sido pulida durante al menos diez años de entrenamientos y repeticiones orientadas a un estilo de juego determinado. Cada una de esas piezas realiza una función que tiene sentido solo con la participación activa y coordinada del resto de las piezas. Es la especialización sublimada. Y lo es hasta tal punto que los propios responsables de la cantera barcelonista reconocen que los jóvenes no están preparados para ser buenos en diferentes estilos, sino los mejores en uno. Y esta apuesta destacada por la especialización es la que después de varios años de maduración ha provocado los éxitos abrumadores de los azulgrana.

     Y es ahí donde en mi opinión empieza el dilema madridista. Es evidente que el Real Madrid dispone de un equipo fabuloso que ha destrozado futbolísticamente a casi todos los rivales con los que se ha enfrentado esta temporada. Ha sido una apisonadora que, gracias a su verticalidad y pegada, ha ganado y ha establecido unos magníficos registros goleadores. Sus jugadores son excelentes y su entrenador es un hombre muy inteligente consolidado desde hace años como uno de los mejores gestores de grupos deportivos que existen. Sin embargo, en los duelos directos con su máximo rival ha pervertido su filosofía ofensiva (su estilo de juego) para intentar frenar las virtudes del contrincante. El Barcelona ha sido el único equipo con el que el Real Madrid ha variado su estrategia, que ha pasado de la verticalidad más extrema a la brutal destrucción de líneas y a la presión más intensa con un empeño espartano. Si el Real Madrid ha optado por esto (y no le salió mal del todo, ya que a nivel de resultados cuantitativos obtuvo un título) es porque consideraba que era la única manera de vencer al Barcelona, dado que el del famoso 5-0 fue el único partido de los cinco que se jugaron esta temporada en los que los madridistas intentaron afrontar el reto como iguales. Y aquí el dilema se revela en todo su esplendor: el Real Madrid no necesita a Thiago, ni a Cesc. Ni siquiera necesita a Xavi o a Iniesta. ¡No necesita a Messi!...porque no les va a servir de nada...Si quieren jugar de igual a igual al Barcelona, siempre serán inferiores. Al menos por ahora. La clave azulgrana es el inmenso grado de automatización de un estilo que además de ser estético es tácticamente consistente. Es decir, que aunque fiches a alguno de los músicos del grupo que hace la música más bella, no te llevarás conntigo la esencia, porque no es el individuo el que consigue ese grado de perfección, sino que son las relaciones entre esos músicos las que intensifican el rendimiento, aumentándolo de una forma que es más que la simple adición de intérpretes. Es tocar igual desde niño, con compañeros que suman para lograr ese objetivo. Por eso aunque Thiago o Cesc o Xavi se fueran al Real Madrid, nunca se alcanzaría el nivel del Barcelona, ya que la matriz donde las reacciones se dan, no existe. En este caso un árbol no hace bosque.

     Por otro lado, el Real Madrid ha demostrado ser imparable contra el resto de equipos de Europa y de la Liga. Así que no necesitan a Thiago para ser todavía más fuertes. ¿Qué hará el entrenador madridista? No es descabellado pensar que propondrá un estilo “por defecto” (veloz y ofensivo, vertical y directo) y que al tiempo entrenará desde ya para intentar frenar al Barcelona con una propuesta no muy diferente a la de este año. Nadie que no lleve diez años entrenando como el Barça puede jugar como el Barça. Estoy deseando saber cómo va a resolver Mourinho el dilema.

lunes, 6 de junio de 2011

El doble pivote de Del Bosque

            Vaya por delante que escribo estas líneas un par de días después de que la Selección Española arrollara a la de EEUU en un partidazo monumental tanto a nivel estético como funcional. La superioridad de nuestro equipo fue tan evidente que no hubo ninguna similitud con el partido de la Copa Confederaciones que tan amargo sabor nos dejó hace apenas dos años. Desde mi punto de vista está claro que una de las razones para tal superioridad ha sido el ritmo competitivo heredado. Es decir, en este partido casi todos los jugadores españoles llegaban en un estado de forma óptimo, ya que han estado compitiendo al máximo nivel hasta hace una semana. Hace dos años España llegaba al partido de semifinales después de tres semanas de parón, y sólo los jugadores del Barcelona habían mantenido las exigencias de la competición hasta ese momento. Por otro lado, los norteamericanos se habían concentrado mucho tiempo para preparar el torneo. Estos factores fueron sin duda determinantes en el devenir del mismo.

            Sin embargo no quiero dejar pasar la oportunidad de criticar el doble pivote que el seleccionador utiliza de manera sistemática en todos sus partidos. Creo que cometemos un error si pensamos que una flor trae la primavera, como nos equivocaremos si pensamos que el fantástico desempeño ante los estadounidenses es de causalidad táctica y no por razón, como ya he comentado, de estado de forma y de talento.

            Comprendo perfectamente a Don Vicente Del Bosque por querer proteger unas ideas que al fin y al cabo lo han llevado hasta donde está, y le permitieron obtener indiscutibles éxitos con el Real Madrid. Pero hoy en día la Selección Española cuenta con una ventaja que absolutamente nadie en el mundo posee: puede jugar con casi la totalidad del equipo titular del considerado por la mayoría de especialistas como el mejor club del mundo actualmente. ¡El valor de esto es incalculable! ¡Los automatismos están optimizados al máximo! No debes tocar nada para que la máquina funcione a la perfección. Teniendo en cuenta que Casillas puede jugar por Valdés sin que se resienta el equipo (aunque yo pondría a Valdés porque es la pieza original de esa maquinaria), ¿por qué no jugar con Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc (o Silva), Villa y Pedro? Silva o Iniesta pueden hacer de Messi (salvando las distancias), pero el resto del equipo es prácticamente el Barcelona. Ni siquiera tienes que entrenarlo…No hablo de los bolos de estos días, sino de los partidos oficiales, que será cuando nos juguemos los cuartos. España no ha brillado como se supone, y una de las causas principales es que el doble pivote actúa como un ralentizador de la dinámica de juego. Es un estorbo para la asociación y la fluidez. No tiene sentido en el entramado semiótico del conjunto. Es poner a dos pianistas en la orquesta cuando sólo necesitas a uno.

            No cuestiono la valía de jugadores como Xabi Alonso. Me parece un auténtico jugadorazo. Pero no debemos olvidar que el fútbol es un deporte colectivo basado en automatismos y relaciones de comunicación entre jugadores. Si puedes utilizar una dinámica perfecta ya formada y consistente, no te conformes con una “cuasi-perfecta”. El equipo se resiente, y el juego se resiente.

            Pero está claro que Del Bosque ya sabe todo esto. ¿Pero por qué no lo hace? Muy sencillo: el fútbol no es sólo fútbol. La presión mediática para alinear jugadores del Real Madrid es brutal. Una España con 8+Cesc en el once inicial no sería bien recibida por según qué sectores de la prensa especializada. Por eso respeto a Don Vicente. Es un gestor de grupo fantástico. Porque está rizando el rizo al adaptar el modelo por defecto de este combinado a las exigencias del entorno. Debe desmontar el Barcelona para incluir piezas “no de serie” sin que se le desmonte el motor. Las consecuencias son que España sigue ganando, pero jugando peor de lo que podría. Pero al menos la presión se rebaja y el equilibrio se mantiene.