Si en la anterior entrada ("El plan de Mou") especulaba con la posibilidad de que el entrenador madridista estuviera desechando la Liga para jugar todas sus cartas en la Champions, a través de una planificación arriesgada pero inteligente en cuanto a optimización de recursos, ahora he de dar una vuelta de tuerca para interpretar los últimos acontecimientos.
Lo ocurrido ayer en Málaga con Iker Casillas, mito del madridismo, no puede ser otra cosa que el derrumbe de un circo de tres pistas que al final no ha podido ser correctamente gestionado.
A mi modo de ver, que el Manchester sea el rival del Real Madrid en octavos de la Champions tiene mucho peso en todo lo ocurrido ayer. Mourinho esperaba un rival de menor entidad para poder seguir ganando forma a través del ritmo de competición. Pero no ahora, sino a partir de febrero o marzo. Que sea el Manchester el oponente significa que las dificultades para pasar de ronda van a ser máximas, y trastoca sus planes absolutamente. Esto no quiere decir que no vaya a pasar la eliminatoria, pero sí que todo su plan de optimización va a verse alterado.
Nos encontramos por tanto en el siguiente escenario: el equipo fuera de la Liga, con la Copa del Rey como una pieza menor, y con las esperanzas de la Champions seriamente amenazadas. Las ofertas de otros clubs para contar con el portugués son suculentas, y ahora solamente queda salir del Real Madrid. Si no lo echan, y el equipo cae ante el Manchester, su prestigio como entrenador (porque como persona ya no hay nada que pueda hacer para salvarlo) va a quedar seriamente dañado. No para el club que lo pretenda, pero sí para la comunidad internacional, que ya empieza a verlo como un personaje incómodo.
Así que el panorama para Mou debe de ser el siguiente: me cargo al último mito madridista que me queda (ya lo hizo con Raúl, Zidane, Valdano y hasta el propio Di Stéfano) y provoco una rebelión tan bestial que sólo pueda resolverse con mi despido (cobrando 60 millones de euros) y además echándole la culpa de los malos resultados a los jugadores. Si no me echan, me la jugaré ante el Manchester a una sola carta, esperando salir vencedor, pero seriamente tocado en mi relación con jugadores, directiva y afición.
No pinta bien, la verdad.
Mostrando entradas con la etiqueta Mourinho. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mourinho. Mostrar todas las entradas
domingo, 23 de diciembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
El plan de Mou
El escenario al que se enfrenta esta temporada Jose Mourinho facilita de forma sutil los resultados deportivos irregulares que está obteniendo el club madridista hasta el momento. Mi tesis se fundamenta en la siguiente argumentación:
Mourinho (y el Real Madrid, por supuesto) ha ganado ya la Liga y la Copa del Rey. Tan solo le falta por ganar la Champions, y podrá decirse que sus objetivos en España se han cumplido. Hacer doblete o triplete aquí es muy complicado. El Barcelona y el Real Madrid son dos gigantes que luchan entre ellos en dos competiciones domésticas y una europea. Ante este panorama es muy probable que Mourinho esté adoptando una estrategia muy inteligente. Esta estrategia no es otra que la de desechar Liga y Copa para centrar todo su potencial en la Champions.
Las consecuencias de esta decisión son un bajo rendimiento en Liga, puesto que la planificación física está alterada con respecto al plan habitual en los equipos de Mourinho (puesta en forma rápida de un once tipo hasta exprimirlo). El portugués llegará (suponiendo que pase las correspondientes fases) a las etapas decisivas de la Champions con un once optimizado en lo físico y en lo estratégico, con automatismos adquiridos durante estos tres años. Será temible, pero a cambio habrá de renunciar a la Liga. No tanto a la Copa del Rey, pues parte de las ventajas de este tipo de planificación podrían aprovecharse aquí, si va pasando rondas. Es el "quien mucho abarca poco aprieta" llevado a su máxima expresión.
Mourinho (y el Real Madrid, por supuesto) ha ganado ya la Liga y la Copa del Rey. Tan solo le falta por ganar la Champions, y podrá decirse que sus objetivos en España se han cumplido. Hacer doblete o triplete aquí es muy complicado. El Barcelona y el Real Madrid son dos gigantes que luchan entre ellos en dos competiciones domésticas y una europea. Ante este panorama es muy probable que Mourinho esté adoptando una estrategia muy inteligente. Esta estrategia no es otra que la de desechar Liga y Copa para centrar todo su potencial en la Champions.
Las consecuencias de esta decisión son un bajo rendimiento en Liga, puesto que la planificación física está alterada con respecto al plan habitual en los equipos de Mourinho (puesta en forma rápida de un once tipo hasta exprimirlo). El portugués llegará (suponiendo que pase las correspondientes fases) a las etapas decisivas de la Champions con un once optimizado en lo físico y en lo estratégico, con automatismos adquiridos durante estos tres años. Será temible, pero a cambio habrá de renunciar a la Liga. No tanto a la Copa del Rey, pues parte de las ventajas de este tipo de planificación podrían aprovecharse aquí, si va pasando rondas. Es el "quien mucho abarca poco aprieta" llevado a su máxima expresión.
lunes, 20 de junio de 2011
El dilema madridista
Esta mañana leía la noticia de que el Real Madrid estaría pensando en Thiago Alcántara como uno de sus fichajes estrella para la temporada que viene. Independientemente de que la noticia sea cierta o no, me parece interesante realizar una pequeña reflexión sobre este hecho, y también sobre otros aspectos relacionados.
Si yo fuese un aficionado moderado (es decir, mínimamente objetivo y abierto a la discusión racional) del Real Madrid, y hubiese tenido la idea de leer Senda de campeones, del periodista Martí Perarnau, estaría bastante preocupado por el futuro deportivo de mi equipo. No voy a explicar en unas breves líneas lo que un profesional expone en todo un libro, pero puedo decir que se detalla con una concreción incontestable el sofisticado proceso de formar un equipo perfectamente automatizado y orientado a un fin. Ese equipo es el Barcelona, y el proceso abarca una línea de tiempo que se inicia en las Escuelas de Formación y concluye en el primer equipo. A lo largo de este proceso se seleccionan jugadores que van a cumplir con total exactitud las pautas de especialización diseñadas por un elenco de profesionales de contrastado valor. El final del proceso nos deja un equipo que funciona como un reloj porque cada una de sus piezas ha sido pulida durante al menos diez años de entrenamientos y repeticiones orientadas a un estilo de juego determinado. Cada una de esas piezas realiza una función que tiene sentido solo con la participación activa y coordinada del resto de las piezas. Es la especialización sublimada. Y lo es hasta tal punto que los propios responsables de la cantera barcelonista reconocen que los jóvenes no están preparados para ser buenos en diferentes estilos, sino los mejores en uno. Y esta apuesta destacada por la especialización es la que después de varios años de maduración ha provocado los éxitos abrumadores de los azulgrana.
Y es ahí donde en mi opinión empieza el dilema madridista. Es evidente que el Real Madrid dispone de un equipo fabuloso que ha destrozado futbolísticamente a casi todos los rivales con los que se ha enfrentado esta temporada. Ha sido una apisonadora que, gracias a su verticalidad y pegada, ha ganado y ha establecido unos magníficos registros goleadores. Sus jugadores son excelentes y su entrenador es un hombre muy inteligente consolidado desde hace años como uno de los mejores gestores de grupos deportivos que existen. Sin embargo, en los duelos directos con su máximo rival ha pervertido su filosofía ofensiva (su estilo de juego) para intentar frenar las virtudes del contrincante. El Barcelona ha sido el único equipo con el que el Real Madrid ha variado su estrategia, que ha pasado de la verticalidad más extrema a la brutal destrucción de líneas y a la presión más intensa con un empeño espartano. Si el Real Madrid ha optado por esto (y no le salió mal del todo, ya que a nivel de resultados cuantitativos obtuvo un título) es porque consideraba que era la única manera de vencer al Barcelona, dado que el del famoso 5-0 fue el único partido de los cinco que se jugaron esta temporada en los que los madridistas intentaron afrontar el reto como iguales. Y aquí el dilema se revela en todo su esplendor: el Real Madrid no necesita a Thiago, ni a Cesc. Ni siquiera necesita a Xavi o a Iniesta. ¡No necesita a Messi!...porque no les va a servir de nada...Si quieren jugar de igual a igual al Barcelona, siempre serán inferiores. Al menos por ahora. La clave azulgrana es el inmenso grado de automatización de un estilo que además de ser estético es tácticamente consistente. Es decir, que aunque fiches a alguno de los músicos del grupo que hace la música más bella, no te llevarás conntigo la esencia, porque no es el individuo el que consigue ese grado de perfección, sino que son las relaciones entre esos músicos las que intensifican el rendimiento, aumentándolo de una forma que es más que la simple adición de intérpretes. Es tocar igual desde niño, con compañeros que suman para lograr ese objetivo. Por eso aunque Thiago o Cesc o Xavi se fueran al Real Madrid, nunca se alcanzaría el nivel del Barcelona, ya que la matriz donde las reacciones se dan, no existe. En este caso un árbol no hace bosque.
Por otro lado, el Real Madrid ha demostrado ser imparable contra el resto de equipos de Europa y de la Liga. Así que no necesitan a Thiago para ser todavía más fuertes. ¿Qué hará el entrenador madridista? No es descabellado pensar que propondrá un estilo “por defecto” (veloz y ofensivo, vertical y directo) y que al tiempo entrenará desde ya para intentar frenar al Barcelona con una propuesta no muy diferente a la de este año. Nadie que no lleve diez años entrenando como el Barça puede jugar como el Barça. Estoy deseando saber cómo va a resolver Mourinho el dilema.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)